¿Discutimos demasiado o no sabemos discutir?

23 de abril de 2025
¿Discutimos demasiado o no sabemos discutir?

Una de las frases más comunes que escuchamos en terapia de pareja es: “No paramos de discutir”. Pero la pregunta que solemos devolver es: ¿De verdad el problema es la cantidad de discusiones, o la forma en que discutís?

Discutir no es sinónimo de tener una mala relación, ya que el conflicto forma parte de cualquier vínculo. Por ello, lo importante no es evitarlo, sino saber gestionarlo de manera que no dañe a la relación… ni a quienes la forman.

Cuando una discusión se vuelve destructiva, solemos ver gritos, interrupciones, reproches (“tú siempre”, “tú nunca”), e incluso sacar a relucir temas pasados que no tienen nada que ver con lo que se está hablando. En estos casos, el objetivo deja de ser resolver el conflicto y pasa a ser “ganar” o castigar al otro. 

En cambio, en un conflicto sano se puede hablar desde el “yo”: cómo me sentí, qué necesito, qué puedo cambiar yo también. Se escucha, se habla del presente y se intenta construir, no derribar. Una frase tan simple como “Me sentí sola ayer, ¿podemos hablarlo?” cambia por completo el tono de la conversación.

Discutir bien no es algo que surja solo. Es una habilidad que se aprende, y tiene que entrenar. 

También es importante entender qué hay detrás de una discusión. Muchas veces no es solo lo que se dice, sino lo que no se está diciendo: miedo al abandono, sensación de no ser tenido en cuenta, cansancio acumulado o conflictos anteriores no resueltos. Cuando aprendemos a ponerle nombre y comunicarlos con respeto, muchas discusiones desaparecen o se transforman.

Otro punto clave es que no todas las parejas discuten por igual, ni necesitan lo mismo. Algunas necesitan mejorar la escucha, otras gestionar la impulsividad, otras aprender a poner límites sin herir. No hay una fórmula única, pero sí principios comunes: respeto, responsabilidad emocional y voluntad de construir.

Si sientes que las discusiones en tu relación os alejan en lugar de acercaros, no es necesariamente una señal de que no funcionáis. Tal vez simplemente aún no habéis aprendido cómo discutir sin haceros daño. Y eso, con acompañamiento, se puede cambiar.

La terapia de pareja no es solo para “cuando todo va mal”. También puede ser el espacio donde aprendéis a comunicaros mejor, entender vuestras emociones y crecer juntos. Porque discutir no tiene por qué ser una amenaza; puede ser una oportunidad para fortalecer la relación… si se sabe cómo hacerlo.

Si sientes que necesitas ayuda, desde PERELLÓ PSICÓLOGOS podemos ayudarte. 

Cita por skype

¿Prefieres que hablemos online?

Pide cita y hablemos por videoconferencia