Como afecta el coste de respuesta en nuestro día a día

Como afecta el coste de respuesta en nuestro día a día

Cuando se habla del coste de respuesta se hace referencia al esfuerzo que va a suponer llevar a cabo cierta conducta. Este esfuerzo o coste es un valor percibido por la persona y que varía según la respuesta o conducta que se tenga que realizar. 

¿De qué manera nos afecta este concepto en el día a día?

Actualmente tenemos acceso a reforzadores y actividades gratificantes que son prácticamente instantáneas, lo que supone un coste de respuesta ínfimo. Aquí es cuando entra en juego el segundo concepto importante: el valor de refuerzo. Que se puede definir como el nivel de agrado o recompensa que se percibe de una actividad. 

Habiendo definido ambos conceptos, podemos poner algunos ejemplos ilustrativos. Como primer ejemplo, podríamos poner ir al gimnasio. El coste de respuesta en este caso se va a presumir medio-alto, ya que supone que hay que cambiarse de ropa, desplazarse, y emplear una cantidad de tiempo en realizar una actividad. En cuanto al valor del refuerzo, imaginando que a esta persona le sienta bien la actividad y ver los progresos que consigue, será alto.   

Ejemplos de coste de respuesta

En contraposición, otro ejemplo puede ser el de ver videos cortos tipo reels o TikTok en el móvil. En este caso, el coste de respuesta es sacar el móvil, desbloquearlo y entrar en una aplicación, lo cual se presupone que es un coste de respuesta muy bajo. Por otro lado, el valor de refuerzo (que variará según la persona), se supondrá que es bajo también, ya que suelen ser videos muy cortos tipo memes que buscan una gratificación instantánea. 

Ejemplos como el primero podemos encontrar muchos, y suelen tener en común que el valor de refuerzo aumenta con el tiempo que se mantiene la actividad, ya que suelen ser más reforzantes a medio-largo plazo, pero no tanto a corto plazo. Otros ejemplos serían leer un libro que me guste, aprender una nueva afición o habilidad (cerámica, pintura, tocar un instrumento…), e incluso hacer las tareas del hogar. 

Y, por otro lado, ejemplos como el segundo suelen tener en común ese coste de respuesta muy bajo por la facilidad en acceder a ello y una gratificación cortoplacista de corta duración. Otro posible ejemplo serían jugar a videojuegos, aunque aquí habría mucha variación. Dependiendo del videojuego, de cómo se haya diseñado, y del uso que se le dé, ya que los hay diseñados para ser partidas rápidas buscando ese refuerzo cortoplacista y otros que están orientados a disfrutarse como una historia que podría verse en un libro o en una película. 

Si crees que tú o alguien de tu entorno está teniendo problemas con este tipo de hábitos, en PERELLÓ PSICÓLOGOS tenemos profesionales que pueden ayudarte. 

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