Más allá de la preocupación: entendiendo el Trastorno de Ansiedad Generalizada

Más allá de la preocupación: entendiendo el Trastorno de Ansiedad Generalizada

La ansiedad es una reacción natural ante situaciones de estrés o incertidumbre. Todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos experimentado esa sensación de nerviosismo antes de un examen, una presentación o un evento importante. Sin embargo, para algunas personas, esa preocupación se convierte en algo mucho más grande, constante y difícil de manejar. Es ahí cuando se habla de la ansiedad generalizada (TAG), un trastorno mental que afecta a millones de personas en todo el mundo. Si bien la ansiedad es común, lo que no es normal es vivir con una preocupación constante e incontrolable. En este artículo, profundizaremos en qué es la ansiedad generalizada, cómo reconocerla, y lo más importante: cómo se puede tratar y superar.

¿Qué es el Trastorno de Ansiedad Generalizad (TAG)?

El Trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por una preocupación excesiva y persistente que no está relacionada con una causa específica o concreta. Las personas que la padecen sienten un temor constante, que se centra en todo tipo de situaciones de la vida diaria, desde el trabajo hasta la salud, las relaciones personales o los pequeños inconvenientes cotidianos. Aunque es completamente normal preocuparse por estos aspectos de la vida, en el caso del TAG, las preocupaciones son desproporcionadas y se convierten en algo muy difícil de controlar.

Una de las características más destacadas de la ansiedad generalizada es que, a diferencia de una preocupación momentánea o de corto plazo, las personas que la experimentan no pueden relajarse, incluso cuando no existe un peligro real o inmediato. Esta preocupación constante genera una tensión emocional y física que puede afectar a diversos aspectos de su vida. Dormir, concentrarse y disfrutar de las actividades cotidianas se vuelve un desafío.

Cómo reconocer los síntomas del Trastorno de Ansiedad Generalizada

Uno de los mayores retos para quienes padecen de ansiedad generalizada es que muchas veces no se dan cuenta de que están viviendo con TAG. Dado que la preocupación es una parte común de la vida, los síntomas de la ansiedad generalizada pueden confundirse con las tensiones normales del día a día. Sin embargo, es crucial aprender a reconocer los signos para poder tomar el control antes de que la ansiedad se convierta en un obstáculo constante.

Algunos de los síntomas más comunes del TAG incluyen:

    • Preocupación constante y desproporcionada: Las personas con ansiedad generalizada se preocupan excesivamente por todo, desde lo más importante hasta los detalles más insignificantes. A menudo, se anticipan a los problemas, incluso cuando no hay evidencia de que algo salga mal.
    • Inquietud y tensión interna: La sensación de estar en “alerta” constante es muy común. Las personas sienten que algo malo va a pasar, pero no pueden identificar qué o cuándo.
    • Fatiga: La ansiedad constante consume mucha energía. A pesar de descansar o dormir, las personas con TAG suelen sentirse cansadas y agotadas todo el tiempo, lo que afecta su productividad y bienestar general.
    • Dificultad para concentrarse: La mente está constantemente llena de pensamientos ansiosos, lo que hace difícil concentrarse en tareas cotidianas o disfrutar de actividades.
    • Síntomas físicos: Muchas personas experimentan dolores de cabeza, tensión muscular, problemas digestivos, insomnio o palpitaciones como resultado directo de la ansiedad. Estos síntomas físicos no tienen una causa orgánica, pero son muy reales y pueden empeorar si no se tratan.

Si reconoces varios de estos síntomas en tu vida diaria, y estos persisten por más de seis meses, es importante tomarlo en serio y buscar ayuda profesional. Vivir con ansiedad generalizada no solo afecta la mente, sino también el cuerpo, y puede tener consecuencias a largo plazo si no se aborda adecuadamente.

¿Por qué no es normal vivir constantemente preocupado?

Una de las mayores creencias erróneas sobre la ansiedad generalizada es que vivir con preocupación constante es algo común y normal. Sin embargo, esto no es saludable. El TAG no es una condición que deba ser aceptada como parte de la vida cotidiana. Vivir en un estado constante de alerta, esperando lo peor en todo momento, puede afectar profundamente la calidad de vida. Con el tiempo, este estrés puede provocar serios problemas de salud, tanto mentales como físicos.

Cuando la ansiedad generalizada se vuelve crónica, la persona puede empezar a evitar situaciones cotidianas por miedo a lo que podría ocurrir. Esto limita su capacidad de disfrutar de la vida, ya que la anticipación constante de lo negativo la hace evitar actividades, relaciones e incluso su propio bienestar.

Más allá de los efectos emocionales, la ansiedad también puede debilitar el sistema inmunológico, aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas y trastornos gastrointestinales, e interferir con el sueño. Estos problemas pueden agravar aún más los síntomas de la ansiedad, creando un ciclo difícil de romper sin la intervención adecuada.

El TAG es tratable

Aunque vivir con ansiedad generalizada puede parecer abrumador, es una condición tratable. Las personas que experimentan TAG no tienen que resignarse a una vida de angustia constante. Existen diferentes enfoques para manejar y superar la ansiedad, y es posible recuperar el control sobre la vida.

Una de las formas más efectivas de abordar la ansiedad generalizada es aprender a reconocer y desafiar los patrones de pensamiento que alimentan la preocupación excesiva. Las personas con TAG a menudo tienen pensamientos distorsionados que amplifican el miedo y la ansiedad, lo que puede ser corregido con técnicas específicas que permiten cambiar esos patrones de pensamiento y reemplazarlos por enfoques más realistas y saludables.

Además, aprender a manejar el estrés y la tensión a través de diversas técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación o el ejercicio regular, puede ser clave para disminuir los síntomas físicos de la ansiedad. El ejercicio, en particular, ayuda a liberar tensiones y mejora el estado de ánimo al liberar endorfinas, lo que favorece una sensación de bienestar.

La importancia de buscar ayuda

El primer paso hacia la recuperación es reconocer que la ansiedad generalizada es un trastorno real y buscar apoyo. Hablar con un profesional de la salud mental es fundamental para obtener un diagnóstico adecuado y desarrollar un plan de tratamiento personalizado. No tienes que enfrentar la ansiedad solo. Existen herramientas y estrategias efectivas que pueden ayudarte a vivir una vida más equilibrada y menos preocupada.

Conclusión

La ansiedad generalizada es una condición común, pero no debe ser vista como algo normal o inevitable. Vivir constantemente preocupado no es saludable, y las personas que padecen de TAG deben saber que es tratable. Si reconoces los síntomas de la ansiedad generalizada en tu vida, es crucial que busques ayuda. Con el tratamiento adecuado y el apoyo necesario, es posible manejar la ansiedad y recuperar la paz mental. Recuerda, no estás solo, y siempre hay un camino hacia la sanación.

El arte de amar sin perderse. Cómo cultivar la autonomía emocional

El arte de amar sin perderse. Cómo cultivar la autonomía emocional

El bienestar emocional y las relaciones saludables comienzan con una base sólida: la autonomía emocional. Pero ¿qué significa ser emocionalmente autónomo? Es encontrar en ti mismo la capacidad para gestionar tus emociones, reconociendo que nadie más es responsable de tu felicidad. Desde este lugar de equilibrio, puedes construir vínculos más auténticos y plenos.

Rompiendo la dependencia emocional 

Todos buscamos conexión y apoyo en nuestras relaciones, pero cuando nuestras emociones dependen completamente de los demás, caemos en un ciclo de insatisfacción y vulnerabilidad. Ejemplos comunes de dependencia incluyen:

    • Necesitar constantes muestras de aprobación para sentirte valioso.
    • Temor a expresar tus necesidades por miedo al rechazo.
    • Sentir que el bienestar de la relación recae únicamente en ti.

Este tipo de dinámicas no solo son agotadoras, sino que también limitan tu capacidad de disfrutar de una relación sana y equilibrada.

Cómo se construye la autonomía emocional

1. Reconoce tus emociones sin juzgarte

Las emociones, sean agradables o incómodas, son señales que nos indican lo que necesitamos. Observa tus sentimientos con curiosidad en lugar de rechazar o evitar aquellos que no te gustan. Este ejercicio de aceptación te ayuda a validar tu experiencia interna y a reducir la reactividad emocional.

2. Cuida de ti mismo con intención

La autonomía emocional no significa distanciarte de los demás, sino priorizar tu propio bienestar. Pregúntate: «¿Qué puedo hacer hoy para sentirme bien conmigo mismo?» Puede ser algo tan simple como dedicar tiempo a un hobby o practicar una breve pausa de respiración consciente en medio del día.

3. Deja de buscar la perfección

Una parte clave de la autonomía es aceptar que no tienes que ser perfecto para ser amado. Cuando asumes tus defectos y abrazas tu humanidad, disminuyes la necesidad de buscar validación externa constantemente.

4. Cultiva relaciones desde el equilibrio

Cuando somos emocionalmente autónomos, podemos estar en una relación sin sentirnos atrapados en dinámicas de poder o control. Esto implica:

    • Expresar tus necesidades desde un lugar de calma y claridad.
    • Ser receptivo a las necesidades del otro sin sentir que pierdes tu propia identidad.

Autonomía no significa aislamiento

Es importante destacar que ser autónomo no implica rechazar el apoyo de los demás. Al contrario, se trata de buscar y aceptar ayuda desde un lugar de elección consciente, no de necesidad desesperada.

El impacto de la autonomía emocional en tus relaciones

Las relaciones donde ambos miembros tienen autonomía emocional son más equilibradas y resilientes. Ambos pueden ofrecer apoyo y amor sin miedo a perderse a sí mismos en el proceso. Este equilibrio crea una base sólida para una conexión más profunda y auténtica.

Conclusión

La autonomía emocional no es un destino, sino un proceso continuo de crecimiento y autocompasión. Al construir esta capacidad, no solo te fortaleces a ti mismo, sino que también transformas tus relaciones, haciéndolas más saludables y satisfactorias. Recuerda: el amor propio y el amor hacia los demás no son opuestos, sino complementos que se nutren mutuamente.

¿Por qué cada vez tenemos menos tolerancia al aburrimiento?

¿Por qué cada vez tenemos menos tolerancia al aburrimiento?

¿Qué es el aburrimiento?

El aburrimiento es un estado psicológico caracterizado por una falta de interés y motivación. Se experimenta cuando hay una escasa estimulación ambiental o mental, generando la sensación de que no hay nada significativo o satisfactorio por hacer.

¿Por qué nos aburrimos?

Nos aburrimos por diversas razones, entre ellas:

    • Necesidad de mayor estimulación mental o ambiental.
    • Dificultades para concentrarnos en una tarea.
    • Realizar actividades repetitivas o monótonas.
    • Permanecer en entornos poco novedosos o cambiantes.

¿Por qué huimos del aburrimiento?

Cada vez toleramos menos el aburrimiento debido a la hiperestimulación en la que estamos inmersos. Esto afecta nuestra capacidad de mantener la atención en un solo estímulo durante periodos prolongados, haciéndonos buscar constantemente nuevos contenidos y distracciones.

Ejemplos de esto son la preferencia por series cortas en lugar de películas largas, la tendencia a ver resúmenes de partidos en vez de los encuentros completos o el consumo de contenido breve en plataformas como TikTok e Instagram.

Causas de la menor tolerancia al aburrimiento

    • Búsqueda de gratificación inmediata: La estimulación rápida y constante del entretenimiento digital reduce nuestra capacidad de estar con nosotros mismos sin distracciones.
    • Cultura de la inmediatez: La posibilidad de compras online instantáneas y el acceso a plataformas de streaming han disminuido nuestra paciencia y capacidad de espera.
    • Evitar la introspección: El aburrimiento nos enfrenta a nuestros pensamientos y emociones, algo que muchas personas prefieren evitar.
    • Exigencia de productividad: En la sociedad actual, estar sin hacer «nada» se percibe como una pérdida de tiempo, cuando en realidad puede ser una oportunidad para el descanso y la reflexión.

¿En qué nos beneficia aburrirnos?

A pesar de la percepción negativa del aburrimiento, este tiene efectos positivos en nuestra mente y bienestar emocional:

    • Fomenta la creatividad: Al no estar ocupada con estímulos externos, la mente tiene la libertad de divagar y generar nuevas ideas. El aburrimiento activa regiones cerebrales relacionadas con la imaginación y el pensamiento innovador.
    • Mejora la resolución de problemas: Al permitirnos conectar con nuestros pensamientos sin distracciones, podemos reflexionar sobre nuestras dificultades y encontrar soluciones más efectivas.
    • Reduce la sobreestimulación digital: Al estar constantemente expuestos a notificaciones y contenido instantáneo, nuestra concentración y bienestar emocional se ven afectados. Permitirnos momentos de aburrimiento ayuda a recuperar la calma mental y mejorar la atención.

Conclusión

Aprender a tolerar el aburrimiento es esencial para recuperar la creatividad, mejorar la concentración y fortalecer nuestro bienestar emocional. En lugar de verlo como un enemigo, podemos aprovecharlo como una oportunidad para el autoconocimiento y el crecimiento personal.

El perdón: ¿Qué significa perdonar?

El perdón: ¿Qué significa perdonar?

En nuestra vida podemos tener diferentes situaciones complejas de dolor y traición por parte de personas cercanas que pueden generar ira, rencor, odio y resentimiento. Estos sentimientos no son “malos” en sí mismos, puesto que nos aportan una información muy valiosa, sino que el problema viene cuando se perpetúan, generando graves problemas tanto en nuestras relaciones interpersonales como en nuestro bienestar personal. Por ello, el perdón se convierte en una herramienta clave para liberarnos y restaurar el equilibrio en nuestras vidas. 

¿Qué no es perdonar?

No es absolver

El perdón no consiste en borrar el pasado ni en hacer como si nada hubiera sucedido. La ofensa forma parte de nuestra historia, y aunque podamos liberarnos del dolor que nos provoca, el hecho siempre estará presente en nuestra memoria, de alguna manera. 

No es olvidar

Olvidar lo sucedido sería ingenuo y poco inteligente. Si borráramos el recuerdo, quedaríamos vulnerables a futuros daños. El perdón no exige borrar la memoria; es más bien un acto consciente de soltar el peso emocional que arrastramos. 

No es dar clemencia

No somos jueces de la vida ni tenemos el derecho de decidir el castigo que merece el otro. El perdón no implica colocarnos por encima del otro ni adoptar una postura de superioridad. La clemencia lleva consigo una actitud arrogante, algo que no debe formar parte del perdón. 

No es sentir compasión

Aunque la compasión puede ayudarnos a conectarnos con el sufrimiento ajeno, perdonar no es simplemente sentir lástima por el otro. La compasión puede ser un paso hacia el perdón, pero no basta por sí sola. El perdón implica un acto más profundo que va más allá de la compasión, ya que busca liberarnos del resentimiento y las emociones negativas.

Perdonar no es renunciar a la justicia 

El perdón no equivale a aceptar pasivamente la injusticia. Perdonar no significa dejar de luchar por nuestros derechos ni abandonar nuestros principios. Se trata de dejar ir el odio y la ira, pero sin renunciar a la justicia. El perdón es un ejercicio de liberación emocional mientras mantenemos la firmeza en nuestras convicciones y defendemos lo que creemos.

¿Qué es perdonar?

Perdonar es, en esencia, un acto de liberación interna que requiere tiempo y la voluntad de hacerlo, ya que no es una obligación. Consiste en erradicar el rencor, dejar de lado los deseos de venganza y soltar el resentimiento. Cuando perdonamos, nos liberamos del dolor que arrastramos y nos permitimos avanzar. Es una decisión interna, un acto de autocuidado que nos permite sanar y recuperar el control de nuestras emociones. 

En concusión, el perdón es un proceso profundo que nos permite liberarnos de la ira, el rencor y el dolor emocional. No se trata de olvidar o absolver, sino de soltar la carga que nos mantiene atrapados en el pasado. Al perdonar, nos damos la oportunidad de sanar, avanzar y recuperar nuestra paz interior.

Adaptado del libro “Los caminos del perdón” de Walter Riso. 

El control de estímulos y su efecto en nuestro comportamiento

El control de estímulos y su efecto en nuestro comportamiento

Aunque muchas veces no somos conscientes de ello, el entorno que nos rodea tiene un gran impacto en la manera en la que nos comportamos. Esto lo podemos explicar a través del concepto de control de estímulos. Que consiste en que ciertos elementos del ambiente, a los que llamamos estímulos, actúan como desencadenantes para que se realicen determinadas conductas. Esto no es fruto del azar si no que es el resultado de un aprendizaje continuo, en el que hemos asociado ciertos estímulos con ciertas respuestas.

Un ejemplo de este concepto sería el de levantarnos de la cama al escuchar el sonido de la alarma. O el de desbloquear el móvil al saber que hemos recibido una notificación. Estas respuestas parecen automáticas porque tras muchas repeticiones hemos reforzado el vínculo entre el estímulo, en este caso alarma o notificación, y la respuesta, levantarse o mirar el móvil. 

Atendiendo a este concepto podemos comprender mejor una conducta problema que está causando interferencia o malestar. Como por ejemplo cuando una persona estudia con el móvil a la vista y se distrae constantemente. Ya que el teléfono actúa como un estímulo que invita constantemente a revisar las redes sociales en lugar de concentrarse. Al reconocer estos patrones, podemos entonces modificar el entorno para gestionar el control de estímulos y facilitar comportamientos deseados. 

El primer paso para ello sería identificar que estímulos están asociados con los hábitos que queramos cambiar. Siguiendo el ejemplo anterior, si el móvil interfiere con la concentración, guardarlo en un cajón o en otra habitación fuera de la vista puede ser suficiente para reducir la probabilidad de mirarlo. Disminuyendo así la exposición al estímulo. 

Por otro lado, si lo que queremos es aumentar la probabilidad de alguna conducta, podemos introducir estímulos que las promuevan. Un ejemplo sería dejar la ropa de deporte a la vista para recordarme que quiero hacer deporte. O ponerme una alarma para recordar que quiero escribir esta entrada de blog. 

El control de estímulos también es fundamental cuando se trabajan las conductas adictivas. En el consumo de sustancias, si queremos lograr la abstinencia, será de gran ayuda establecer algunas pautas de este estilo. Como delegar el control del dinero a alguna persona de confianza y no tener acceso a ello. Ya que al no tener dinero reducimos la posibilidad de comprar la sustancia. Otros ejemplos relacionados con el consumo de sustancias serían dejar de acudir temporalmente a ciertos lugares asociados con el consumo de la sustancia o dejar de relacionarse con gente que consume de manera habitual. 

Dentro de las conductas adictivas, pero cambiando a los problemas con el juego, una buena medida de control de estímulos que dificulta el acceso al juego es mediante el documento de solicitud de autoprohibición del juego, que se puede solicitar tanto en internet como en algunos organismos como oficinas de registro o comisarías de policía.

En definitiva, el control de estímulos nos permite modificar nuestras conductas a través de ajustes en el entorno. Aunque puedan parecer cambios pequeños o sencillos, reconfigurar los estímulos del entorno de esta manera pueden ayudarnos a cambiar hábitos perjudiciales y fomentar los saludables. 

Si crees que a ti o a alguien de tu entorno le vendría bien orientación con el control de estímulos, en PERELLÓ PSICÓLOGOS tenemos profesionales que pueden ayudarte.  

«Yo es que soy así»: cómo superar la resistencia al cambio

"Yo es que soy así": cómo superar la resistencia al cambio

En nuestra práctica clínica diaria, nos encontramos con frecuencia con pacientes que expresan la creencia de que sus comportamientos y rasgos de personalidad son inmutables. Frases como “Yo es que soy así” se utilizan comúnmente como justificación para evitar el cambio.

La falacia del determinismo personal

La frase “Yo es que soy así” sugiere un determinismo personal, donde se percibe que una vez que ciertos comportamientos o características se han establecido, no se pueden modificar. Esta creencia no solo es incorrecta, sino que también es perjudicial, los seres humanos tenemos una notable capacidad de cambio y adaptación a lo largo de nuestra vida.

Aceptar que podemos cambiar requiere esfuerzo y voluntad. Es cierto que algunos cambios pueden ser más difíciles que otros, y que nuestras experiencias pasadas pueden influir en nuestros comportamientos. Sin embargo, con la práctica adecuada es posible superar hábitos y patrones de pensamiento negativos.

La importancia del esfuerzo y la voluntad

Si con esfuerzo y constancia se puede modificar el comportamiento de un perro, sin duda podemos aplicar el mismo principio a los seres humanos. La clave está en la persistencia y en el deseo genuino de mejorar.

El miedo y la pereza son dos de los mayores obstáculos para el cambio. Cuando consideramos hacer un cambio significativo en nuestras vidas, nuestro cerebro a menudo nos bombardea con pensamientos catastróficos: “Si hago esto, todo se derrumbará”, “Voy a fracasar y todos se burlarán de mí”. Estas imágenes apocalípticas son simplemente mecanismos de defensa que nuestro cerebro utiliza para mantenernos en nuestra zona de confort.

La realidad es que estos temores rara vez se materializan. La mayoría de las veces, lo que ocurre después de tomar una decisión importante es que se produce una sensación de alivio y un aumento en la autoconfianza. Sí, los cambios generan incertidumbre, pero también son una oportunidad para el crecimiento y la mejora personal.

La psicología del cambio

Un aspecto crucial en el proceso de cambio es entender que el cambio es un proceso gradual. No ocurre de la noche a la mañana. Requiere pequeñas, pero constantes, acciones que se suman con el tiempo. Al principio, estos cambios pueden parecer insignificantes, pero cada paso cuenta y se acumula en el largo plazo.

Por ejemplo, un paciente que lucha con la ansiedad puede comenzar por identificar y desafiar sus pensamientos irracionales. Con el tiempo, este proceso se vuelve más automático y requiere menos esfuerzo, y la ansiedad disminuye. Lo mismo aplica a otros comportamientos y hábitos que se desean cambiar.

Rompiendo con la inercia 

Es vital no subestimar el poder de la autoeficacia, la creencia en nuestra capacidad para ejecutar los comportamientos necesarios para producir logros específicos. Fortalecer esta creencia es esencial para superar la inercia que nos mantiene atrapados en patrones no deseados. 

Un enfoque eficaz para fomentar el cambio es establecer metas SMART (Específicas, Medibles, Alcanzables, Relevantes y Temporales). Estas metas proporcionan un marco claro y alcanzable que facilita el seguimiento del progreso y el mantenimiento de la motivación. Por ejemplo, en lugar de decir «Quiero ser menos ansioso», una meta SMART sería «Voy a practicar técnicas de respiración profunda durante cinco minutos cada día durante un mes».

Conclusión

La frase “Yo es que soy así” debe ser reemplazada por “Yo es que soy así de momento, pero puedo cambiar”. El primer paso para cualquier cambio es la autoaceptación y el reconocimiento de que el cambio es posible. Con esfuerzo, determinación y el apoyo adecuado, todos podemos superar nuestras limitaciones y desarrollar una vida más plena y satisfactoria.

El cambio no solo es posible, sino que es una parte esencial de la experiencia humana. Al desafiar la creencia de que somos inmutables, abrimos la puerta a un mundo de posibilidades y crecimiento continuo.

En PERELLÓ PSICÓLOGOS, estamos aquí para ayudarte a realizar esos cambios significativos en tu vida. Si consideras que necesitas apoyo profesional para superar tus obstáculos y desarrollar todo tu potencial, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Juntos, podemos trabajar para que alcances tus metas y vivas una vida más plena y satisfactoria.

La soledad: cómo convertirla en tu aliada para el crecimiento personal

La soledad: cómo convertirla en tu aliada para el crecimiento personal

La habilidad de estar solo o sola es una lección poco mencionada, pero profundamente valiosa. Cuando nos enfrentamos a vivir la soledad aprendemos a lidiar con las tardes de domingo en solitario, los “lo siento, ya he quedado” de nuestros amigos, la incomodidad de pedir una mesa para uno, de ir al cine sin compañía o de ser la única persona sin pareja en una cena. Todo ello puede despertar en nosotros una sensación de falta, de abandono, que puede llevarnos por caminos de negación, ira, desamparo o victimismo.

El origen biológico y social del miedo a la soledad

El miedo a la soledad tiene raíces profundas en nuestra biología. El miedo es una de nuestras emociones más primitivas, diseñada para garantizar nuestra supervivencia. A pesar de que el mundo ha cambiado, partes de nuestro cerebro siguen funcionando de la misma manera que lo hacían en tiempos remotos. Hace miles de años, ser excluido de un grupo humano podía significar la muerte, pues enfrentarse a los peligros del mundo solo era una condena. De ahí que la soledad se asocie en nuestro cerebro con una amenaza vital. Su función primordial es protegernos y asegurarse de que sobrevivimos.

Este temor al aislamiento no desaparece al llegar a la adultez. Aunque ya no dependemos de un cuidador para nuestra supervivencia, el miedo al abandono sigue presente. Es el miedo más profundo y fundamental que enfrentamos, y está detrás de otros temores: al rechazo, a la crítica, a la insuficiencia. Esta ansiedad subyace a muchas de nuestras conductas y relaciones, ya sea con las parejas, los padres, los amigos, e incluso con el dinero, el estatus o el trabajo.

Asimismo, a lo largo de la historia, la sociedad ha otorgado gran importancia a las relaciones de pareja. Vivir en soledad o disfrutar de la compañía propia se consideraba, en muchas culturas, algo raro o antinatural. Aunque las perspectivas sociales han evolucionado, persisten vestigios de estas creencias. No tener pareja a cierta edad o disfrutar de la soledad sigue siendo visto, en muchos contextos, como algo negativo o inaceptable. Vivimos bajo reglas sociales no escritas que nos indican qué es “normal” y qué no lo es, lo que se espera de nosotros para ser admirados, aceptados o respetados.

El desafío de estar solo o sola

El verdadero desafío radica en aprender a enfrentar la ansiedad y el dolor que la soledad puede generar, en lugar de huir de ellos. Cuando llegamos a casa y no hay nadie, a menudo lo primero que hacemos es buscar distracciones como llamar a alguien o revisar las redes sociales. Es más fácil evadirnos y sumergirnos en el ruido exterior que enfrentarse a uno mismo y estar solo.

Es esencial entender que no toda soledad es negativa. Los momentos a solas pueden ser espacios de conexión profunda con nosotros mismos. Son tiempos para la reflexión, para la creatividad y para el crecimiento. No se trata de aislamiento, que es destructivo, sino de una soledad activa y enriquecedora que nos permite avanzar y desarrollarnos.

En conclusión, aunque somos seres sociales, muchas veces olvidamos lo crucial que es aprender a relacionarnos con nosotros mismos. Saber estar a solas y llenar nuestro tiempo de actividades que favorezcan nuestra salud física y emocional debería ser una prioridad.

Adaptado de: Congost, S. (2019). A solas. Barcelona: zenith.

El sentido de la vida

El sentido de la vida

Vida sólo tenemos una, ésta, y debemos reconocer que no es nada fácil recorrer sus diferentes épocas o circunstancias. Pero por muy injusta o complicada que sea, seguimos de acuerdo en que sólo tenemos una. 

Con esta vida que tenemos somos responsables de darle el sentido que queramos. Así de simple. Cada uno de nosotros y de nosotras tenemos el poder de decidir qué rumbo toma nuestra vida teniendo en cuenta las circunstancias, y, todas ellas son igual de válidas. Puedes decidir dedicarte a tu trabajo y mejorar día a día, ser madre o padre y dedicarte al cuidado y a la enseñanza, descansar en plena naturaleza, estudiar para alcanzar un puesto prestigioso y deseado para ti, viajar por todo el mundo aprendiendo culturas e idiomas, ser voluntario o voluntaria para ayudar a otros, aprender un nuevo deporte, y un largo etcétera. 

Esta forma de ver la vida sería similar al concepto japonés denominado IKIGAI que significa “razón de ser” o “pasión de nuestra vida”. Según la cultura milenaria japonesa, todas las personas tenemos un ikigai, un motor en nuestra vida que nos impulsa a levantarnos cada mañana. El ikigai nos motiva a encontrar el sentido a nuestra existencia, desde el día a día, haciendo lo que deseamos. 

Además, la vida se encuentra en constante cambio, por lo que las personas también. El motor o sentido de nuestra vida puede variar a lo largo de los años, por lo que no te aferres a un motivo que ya no te apasiona e ilusiónate con el objetivo de encontrar uno nuevo. La estabilidad es un bien muy preciado para muchas personas, por supuesto, pero no hay que olvidar que también se necesita la ilusión de vivir para hacer ciertas cosas en la vida, por lo que, en muchas ocasiones, se necesitan cambios para volver a recuperar la ilusión de vivir. 

Otro aspecto a tener en cuenta es que podemos tener más de un motor en nuestra vida, es decir, podemos encontrar el equilibrio entre diferentes pasiones en nuestra vida que le dan sentido. Por ejemplo, podemos combinar el cuidado de la familia y el disfrute de una afición o el querer mejorar en el trabajo.

Eres libre de vivir tu vida como quieras, con los objetivos que quieras y dándole prioridad a lo que desees. Encontrarse en determinados momentos de la vida perdido o perdida sin saber qué rumbo tomar es parte del aprendizaje. Está en tus manos hacerte consciente de que has perdido tu ikigai y de que es el momento de recuperarlo o encontrar otro que te apasione en este momento. Recuerda que también puedes pedir ayuda profesional cuando consideres que no encuentras motivos para vivir y que no consigues salir de ese pozo profundo llamado depresión. 

Tampoco dejes de lado el hecho de que la vida no es sólo conseguir objetivos, sino en disfrutar dando pasos para alcanzarlos y en valorarlos una vez los tenemos. Por tanto, el sentido de la vida no es ni más ni menos que vivir y sentirse vivo. 

Si crees que te encuentras en un momento de tu vida en el que no sabes qué rumbo tomar, en PERELLÓ PSICOLÓGOS tenemos un equipo a tu disposición para ayudarte. 

Como afecta el coste de respuesta en nuestro día a día

Como afecta el coste de respuesta en nuestro día a día

Cuando se habla del coste de respuesta se hace referencia al esfuerzo que va a suponer llevar a cabo cierta conducta. Este esfuerzo o coste es un valor percibido por la persona y que varía según la respuesta o conducta que se tenga que realizar. 

¿De qué manera nos afecta este concepto en el día a día?

Actualmente tenemos acceso a reforzadores y actividades gratificantes que son prácticamente instantáneas, lo que supone un coste de respuesta ínfimo. Aquí es cuando entra en juego el segundo concepto importante: el valor de refuerzo. Que se puede definir como el nivel de agrado o recompensa que se percibe de una actividad. 

Habiendo definido ambos conceptos, podemos poner algunos ejemplos ilustrativos. Como primer ejemplo, podríamos poner ir al gimnasio. El coste de respuesta en este caso se va a presumir medio-alto, ya que supone que hay que cambiarse de ropa, desplazarse, y emplear una cantidad de tiempo en realizar una actividad. En cuanto al valor del refuerzo, imaginando que a esta persona le sienta bien la actividad y ver los progresos que consigue, será alto.   

Ejemplos de coste de respuesta

En contraposición, otro ejemplo puede ser el de ver videos cortos tipo reels o TikTok en el móvil. En este caso, el coste de respuesta es sacar el móvil, desbloquearlo y entrar en una aplicación, lo cual se presupone que es un coste de respuesta muy bajo. Por otro lado, el valor de refuerzo (que variará según la persona), se supondrá que es bajo también, ya que suelen ser videos muy cortos tipo memes que buscan una gratificación instantánea. 

Ejemplos como el primero podemos encontrar muchos, y suelen tener en común que el valor de refuerzo aumenta con el tiempo que se mantiene la actividad, ya que suelen ser más reforzantes a medio-largo plazo, pero no tanto a corto plazo. Otros ejemplos serían leer un libro que me guste, aprender una nueva afición o habilidad (cerámica, pintura, tocar un instrumento…), e incluso hacer las tareas del hogar. 

Y, por otro lado, ejemplos como el segundo suelen tener en común ese coste de respuesta muy bajo por la facilidad en acceder a ello y una gratificación cortoplacista de corta duración. Otro posible ejemplo serían jugar a videojuegos, aunque aquí habría mucha variación. Dependiendo del videojuego, de cómo se haya diseñado, y del uso que se le dé, ya que los hay diseñados para ser partidas rápidas buscando ese refuerzo cortoplacista y otros que están orientados a disfrutarse como una historia que podría verse en un libro o en una película. 

Si crees que tú o alguien de tu entorno está teniendo problemas con este tipo de hábitos, en PERELLÓ PSICÓLOGOS tenemos profesionales que pueden ayudarte. 

¿Cómo puedo aumentar mi interacción social?

¿Cómo puedo aumentar mi interacción social?

En terapia se encuentra en muchas ocasiones que el consultante querría salir más con amigos, hacer planes con gente, o simplemente relacionarse con personas nuevas, pero no saben cómo. También habrá situaciones en las que será el terapeuta el que lo proponga ante casos de ansiedad social, estado de ánimo bajo o falta de habilidades sociales, entre otros, pero en ocasiones no existen las oportunidades o las condiciones para hacer este tipo de actividades. 

Cuando estamos ante esta situación lo conveniente sería aumentar la interacción social, y es algo que al acabarse la etapa educativa (instituto, universidad u otros estudios), se vuelve más complicado, ya que esos entornos “naturales” en los que interactuar con iguales desaparecen, y dan paso al mundo laboral que suele ser un lugar más competitivo y donde es menos probable encontrar cosas en común con nuestros compañeros. 

También es importante remarcar que cuando se trabaja la interacción social en terapia es fundamental que se respeten tus deseos y preferencias, ya que siempre hay que ajustarse a tus peticiones y objetivos, y no a la interacción social esperada o deseable por la sociedad. Es decir, si por tus preferencias quieres mantener una interacción social baja y no te produce ningún tipo de malestar, es algo que el terapeuta debe respetar. 

Dicho esto, las personas son seres sociales y siempre será beneficioso tener una buena red de apoyo social que pueda sostener y ayudar cuando las cosas no van bien.

Aquí van algunas maneras de aumentar la interacción social: 

    • Amigos de amigos: En caso de ya tener amistades accesibles, pedirles que nos inviten a planes que tengan con otros amigos ya que serán situaciones muy favorables para conocer a gente nueva. 
    • Gimnasio: Ir al gimnasio, sobre todo a clases y actividades grupales en las que se pueda interactuar con los compañeros. 
    • Clubs de deporte: Como, por ejemplo, deportes en equipo, o deportes en los que se hace algo de manera conjunta como Trail, senderismo o actividades por el estilo.  
    • Aficiones que tengan algún componente social: Según tus gustos y preferencias, buscar aquellas aficiones que puedan tener un componente social y ver si hay algún club en tu zona, como por ejemplo clubs de juegos de mesa y partidas de rol, clubs de lectura, clases en las que aprender manualidades como cerámica o pintura…
    • Participar en voluntariados o proyectos comunitarios del barrio
    • Hacer uso de la tecnología, mediante aplicaciones para conocer a gente (Meetup o Bumble, entre otros), servidores de Discord para jugar a videojuegos o charlar online con gente, redes sociales y foros…

Si tras haber probado las opciones anteriores no has conseguido resultados y es algo que te genera malestar, o si crees que no tienes las habilidades sociales para conseguirlo, en PERELLÓ PSICÓLOGOS tenemos profesionales que pueden acompañarte en este proceso.  

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